Algo es indudable, estamos a 12 días de iniciar el Jubileo 2025. Pero la pregunta que nos convoca es ¿Qué es el Jubileo? ¿Por qué es tan importante para la Iglesia Católica? ¿Qué lo precede y qué se busca con todo esto?
Estoy segura que andas leyendo por todas partes la palabra “Jubileo” y es una mezcla bárbara entre “Sínodo”,”Puerta Santa”, “Tiempo de Esperanza” y mucho más. ¡No te preocupes! Aquí somos todos hermanos, así que vamos a pasar a explicar y comentar por qué debemos estar más al pendiente de lo que estará pasando en Roma, en nuestra querida Iglesia Católica y cómo debemos estar más unidos en oración que nunca.
¿Qué significa Jubileo?
Iniciemos por este lugar. Jubileo es el nombre de un año particular: deriva del instrumento utilizado para indicar su comienzo; se trata del yobel, el cuerno de un carnero/oveja, cuyo sonido anuncia el Día de la Expiación (Yom Kippur). A esto, podemos sumarle lo que se nos indica en el Evangelio, “Debía ser convocado cada 50 años, porque era el año ‘extra’, debía vivirse cada siete semanas de años” (cfr. Lv 25,8‑13). El objetivo era restablecer la correcta relación con Dios, con las personas y con la creación, conllevaba el perdón de las deudas, la restitución de terrenos enajenados y el descanso de la tierra.
Por lo tanto, podemos afirmar que el Jubileo es un año especial, con una connotación que lo diferencia de los anteriores y por supuesto, carga con una gracia particular para todos aquellos que lo transitan con profundidad y alegría.
¿Es la primera vez que se realiza?
Por lo que habrás leído anteriormente no, forma parte de una tradición de la Iglesia Católica dónde se busca conectarnos más con Dios desde los tiempos y contextos que nos rodean.
Fue el papa Bonifacio VIII, en 1300, quien convocó el primer Jubileo, llamado también “Año Santo”, porque es un tiempo en el que se experimenta que la santidad de Dios nos transforma. Con el tiempo, la frecuencia ha ido cambiando: al principio era cada 100 años; en 1343 se redujo a 50 años por Clemente VI y en 1470 a 25 años por Pablo II. También hay momentos ‘extraordinarios’: por ejemplo, en 1933, Pío XI quiso conmemorar el aniversario de la Redención y en 2015 el Papa Francisco convocó el año de la Misericordia.
Con un proceso de discernimiento compartido a través del Año del Concilio (2023) y el de la Oración (2024) el año 2025 estará dirigido a la Esperanza, por ello el lema que lo acompaña es “Peregrinantes in Spem”, “Peregrinos de la Esperanza”. En palabras del Sumo Pontífice, el Papa Francisco “anima y motiva al mundo a ser “símbolo tangible de esperanza”, promoviendo un año a las “iniciativas de amnistía o de condonación”.
¿Cuánto dura todo esto?
Se desarrolla durante todo el año, iniciando concretamente el próximo 24 de Diciembre con la APERTURA DE LA PUERTA SANTA DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO. Este signo será presidido por el Santo Padre quien luego celebrará la Santa Misa en la noche de la Natividad del Señor en la Basílica. De esta forma se abre un abanico de símbolos, eventos y actividades importantes. Tan solo algunas de ellas serán: Peregrinaciones desde distintos puntos del mundo hacia Roma, Apertura de Puertas Santas, Tiempos favorables para la reconciliación, Profesiones de Fe, Indulgencias Plenarias y mucho más! (ahondaremos en ellas en otro artículo)
Si bien gran parte de estas actividades tendrán como sede Roma, la invitación a vivirlas se extiende a que todas las comunidades del mundo puedan participar, desde el lugar que nos toca pero celebrando cada uno de los encuentros.
Sin duda, el pueblo de Dios viviremos un año repleto de júbilo y es necesario conocer cada detalle para formarnos y conocer cada una de las cosas que se hablarán, decidirán y por supuesto, ser partícipes desde la oración y la misión el llamado a la esperanza que tanto anhelamos como Cristianos.
Podés informarte más en: Página Oficial del Jubileo 2025