Reseña Histórica
La primera diócesis que llevó el nombre de Tucumán fue constituida el 14 de mayo de 1570 el papa Pío V, obteniendo el territorio de la entonces diócesis de Santiago de Chile; la residencia episcopal y la catedral no se ubicaron sin embargo en Tucumán, sino en Santiago del Estero. Originalmente dependiente de la arquidiócesis de Lima, el 20 de julio de 1609 pasó a formar parte de la provincia eclesiástica de la entonces arquidiócesis de Charcas. El 28 de noviembre de 1697 se trasladó la sede de la ciudad de Córdoba y la diócesis aún existe bajo el nombre de arquidiócesis de Córdoba.
La diócesis de Tucumán fue erigida el 15 de febrero de 1897 por el papa León XIII, separando territorio de la entonces diócesis de Salta.
El 25 de marzo de 1907 cedió el territorio de la provincia de Santiago del Estero para la creación de la diócesis de Santiago del Estero mediante el decreto. El 5 de febrero de 1910 cedió el territorio de la provincia de Catamarca y el del territorio nacional de Los Andes para la constitución de la diócesis de Catamarca Originariamente sufragánea de la arquidiócesis de Buenos Aires, el 20 de abril de El 11 de febrero de 1957 fue elevada al rango de arquidiócesis metropolitana por el papa Pío XII.
El 12 de agosto de 1963 cedió una porción más de su territorio para la creación de la diócesis de la Santísima Concepción por el papa Pablo VI El 29 de noviembre de 1963, el papa Pablo VI proclamó a la Santísima Virgen María de la Merced, como patrona principal de la arquidiócesis.
El 8 de septiembre de 1969 cedió otra porción de su territorio para contribuir a la constitución de la prelatura territorial de Cafayate por el papa Pablo VI.
Hasta aquí la historia del tiempo y el territorio de la Arquidiócesis de Tucumán. El detalle de los desmembramientos contextualiza la tarea realizada por los primeros evangelizadores en lo que entonces era la diócesis de Tucumán, cuyo territorio no es el mismo que la actual Arquidiócesis, Pero la Iglesia tucumana tiene un desarrollo rico en fe y en piedad popular. Como en la fundación de todas las ciudades, los españoles concedían parte del solar a las cuatro principales órdenes masculinas: Mercedaros, Dominicos, Franciscanos y Jesuitas quienes predicaron el Evangelio a los pueblos originarios y sostuvieron la fe de los españoles. Los santos y la Virgen son los destinatarios de esta religiosidad popular que es expresión de una fe más profunda. El amor y veneración a la Virgen de la Merced que se remonta a 1744 marcó a la Iglesia tucumana.
La primera diócesis que llevó el nombre de Tucumán fue constituida el 14 de mayo de 1570 el papa Pío V, obteniendo el territorio de la entonces diócesis de Santiago de Chile; la residencia episcopal y la catedral no se ubicaron sin embargo en Tucumán, sino en Santiago del Estero. Originalmente dependiente de la arquidiócesis de Lima, el 20 de julio de 1609 pasó a formar parte de la provincia eclesiástica de la entonces arquidiócesis de Charcas. El 28 de noviembre de 1697 se trasladó la sede de la ciudad de Córdoba y la diócesis aún existe bajo el nombre de arquidiócesis de Córdoba.
La diócesis de Tucumán fue erigida el 15 de febrero de 1897 por el papa León XIII, separando territorio de la entonces diócesis de Salta.
El 25 de marzo de 1907 cedió el territorio de la provincia de Santiago del Estero para la creación de la diócesis de Santiago del Estero mediante el decreto. El 5 de febrero de 1910 cedió el territorio de la provincia de Catamarca y el del territorio nacional de Los Andes para la constitución de la diócesis de Catamarca Originariamente sufragánea de la arquidiócesis de Buenos Aires, el 20 de abril de El 11 de febrero de 1957 fue elevada al rango de arquidiócesis metropolitana por el papa Pío XII.
El 12 de agosto de 1963 cedió una porción más de su territorio para la creación de la diócesis de la Santísima Concepción por el papa Pablo VI El 29 de noviembre de 1963, el papa Pablo VI proclamó a la Santísima Virgen María de la Merced, como patrona principal de la arquidiócesis.
El 8 de septiembre de 1969 cedió otra porción de su territorio para contribuir a la constitución de la prelatura territorial de Cafayate por el papa Pablo VI.
Hasta aquí la historia del tiempo y el territorio de la Arquidiócesis de Tucumán. El detalle de los desmembramientos contextualiza la tarea realizada por los primeros evangelizadores en lo que entonces era la diócesis de Tucumán, cuyo territorio no es el mismo que la actual Arquidiócesis, Pero la Iglesia tucumana tiene un desarrollo rico en fe y en piedad popular. Como en la fundación de todas las ciudades, los españoles concedían parte del solar a las cuatro principales órdenes masculinas: Mercedaros, Dominicos, Franciscanos y Jesuitas quienes predicaron el Evangelio a los pueblos originarios y sostuvieron la fe de los españoles. Los santos y la Virgen son los destinatarios de esta religiosidad popular que es expresión de una fe más profunda. El amor y veneración a la Virgen de la Merced que se remonta a 1744 marcó a la Iglesia tucumana.
Los primeros Jesuitas llegaron a Tucumán en 1570 y se establecieron en Ibatin, lugar en donde había sido fundada 5 años antes la ciudad de San Miguel de Tucumán. Con el Tiempo se establecieron en Lules, La Cocha, y Tafí del Valle. Los Ejercicios Espirituales, la educación y las bibliotecas fueron su gran legado.
Los Dominicos llegaron en 1781 y se establecieron en Lules, en lugar de los jesuitas cuando estos fueron expulsados por Carlos III. En 1885 se instalaron en la ciudad de San Miguel. La evangelización a través de la Predicación fue el fuerte de la misión de los domininicos que se extendieron a Trancas, Famaillá y otros sectores de la actual arquidiócesis reflejada en la Doctrina Social, la educación, el periodismo y la pastoral familiar. En 1860 comenzó la construcción del nuevo templo en el lugar en que está actualmente el cual fue inaugurado en 1894.
El inicio de la historia de los franciscanos en Tucumán se remonta al año 1565, cuando se construyó un templo y una escuela de primeras letras que fuera la primera de Argentina y segunda de Sudamérica en el sitio de Ibatín, Entre los años 1593 y 1594, el convento alojó a San Francisco Solano, quien es conocido por haber realizado diversos milagros, como la resurrección de un aborigen y el amansamiento de animales. Su presencia en Trancas, en el Pozo del Pescado, también es ampliamente reconocida.
En 1873 comenzaron la construcción del nuevo templo sobre calle 25 de mayo y aún se conserva. En 1812, albergó al Ejército del Norte bajo el mando del General Manuel Belgrano, y tras la Batalla de Tucumán, brindó atención a los soldados heridos. Además, fue el escenario de la Misa impetratoria de apertura al Congreso de Tucumán el 24 de marzo de 1816, así como del solemne Te Deum al día siguiente de la declaración de la Independencia.
Los Mercedarios, al igual que las tres congregaciones anteriores llegaron en 1583 y extendieron la devoción a la Virgen en todo el territorio. Instalados en 1685 en el casco histórico del actual santuario de la Merced. La imagen de la Virgen data de 1744, la misma que se encuentra hoy y fue venerada por Manuel Belgrano y a quien le entregó el mando del Ejército. Su evangelización consistió en la educación y la recolección de limosnas para la redención de los cautivos.
Con el pasar del tiempo la Iglesia tucumana se vio nutrida por la llegada de otras órdenes religiosas entre ellas femeninas como las Esclavas del Corazón de Jesús, las del Huerto, Dominicas, Josefinas y muchas más que alimentaron con sus carismas al pueblo de Dios que camina en Tucumán. También los movimientos laicales le dieron riqueza a la Iglesia local.
Un gran hecho fue la creación del Seminario Arquidiocesano en 1899 que ha formado sacerdotes para muchas diócesis principalmente del NOA.
En tiempo sinodales Tucumán sigue escribiendo su historia acompasando sus pasos con la Iglesia argentina.