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Norma Arriola: Una vida llena de entrega

 

Ella es Norma Arriola, más conocida como Normita, ¿Qué la hace  tan especial?, ¿Su nombre?, ¿Su condición física? No, Norma era especial porque siempre estuvo al servicio de los más necesitados. Nació un 17 de Junio de 1963.

Desde pequeña siempre le gustó ir  misa y comenzó su pastoral en la Acción Católica, donde además de los encuentros semanales, mientras podía no se perdía ningún campamento.

También fue una gran catequista, amaba a Dios y lo demostraba en cada encuentro que preparaba con mucho amor  para los niños.

“Durante la semana preparaba los encuentros y los materiales, los sábados comía temprano y antes de las 15hs esperaba que alguna compañera catequista la pase a buscar para ayudarla a llevar todo lo necesario, pero se enojaba si eran impuntuales, para la catequesis lo hacía todo con esmero y dedicación, pero sobre todo con el corazón”, cuenta Liliana, su hermana.

No había  celebración parroquial (Pascua, Primeras comuniones, Confirmaciones) que no tenga alguna ornamentación  hecha  por las habilidosas manos de Norma, entre tijeras y papel ponía su pasión para que todo este reluciente y armonioso para el Señor.   Pero eso no es todo,  su espíritu solidario  no tenía límites… se llegaba a los barrios más vulnerables no tan solo con una abrigo sino con un mensaje de amor, con una palma bendecida el  domingo de ramos para quienes no pudieron ir a misa, con caramelos para el día del niño, o para ensayar con los más pequeños el pesebre viviente;  toda oportunidad era ocasión para contagiar  su amor a Dios y a la Morenita del Valle.

 

 

 

Dice el padre Nicolás Apud: “Conocí a Normita siendo seminarista, su fe y su entereza significó mucho en mi camino vocacional, un ejemplo de mujer de servicio no solo parroquial, sino también social”

 Su simpleza, su alegría, su humor eran particulares… su andar por las calles de Lules no pasaba desapercibido, saludaba a todos con su risa contagiosa, siempre a flor de piel,  disfrutaba de los reuniones y  encuentros entre amigos, no se perdía los partidos de futbol de su amado club marino.

Norma fue una luchadora de la vida, su discapacidad no fue un obstáculo para transmitir a los más necesitados el mensaje de amor de un Dios que vive y nos quiere vivos.

El 13 de diciembre 2020 lleno de tristeza a muchos luleños, Norma partía de este mundo, pero no sin dejar huellas, huellas que nos enseñan que hay que  vivir sirviendo a Cristo a través del prójimo, llevando a  los que más lo necesitan una palabra de consuelo, un mensaje de amor.

Su ejemplo nos hace ver que las limitaciones la pone cada uno.

 

 

 

 

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